La influencia del budismo en la política

En las profundidades del Himalaya, Bután, un reino enmarcado por sus paisajes vertiginosos y arquitectura majestuosa, ofrece una ventana hacia la singular simbiosis entre la espiritualidad y la política. La incorporación del budismo en la vida política no es solo una tradición ancestral, sino un pilar fundamental que configura la gobernanza de este país. Aquí, líderes políticos no solo ejercen sus funciones desde los despachos, sino también desde los monasterios, reflejando una fusión entre las decisiones estatales y los principios budistas. El Budismo de Bután es más que una religión, es un estilo de vida que impregna cada ley y política, delineando una sociedad que prioriza la felicidad y el bienestar colectivo sobre el materialismo predominante en gran parte del mundo. Así, la política bhutanesa emerge no solo en los debates parlamentarios, sino en meditaciones y rituales que buscan el equilibrio y la armonía universal.
Influencia del Budismo en la Política de Bután
Bután, conocida como la tierra del Dragón del Trueno, tiene en el budismo Vajrayana no solo su religión predominante sino también el corazón de su identidad política y cultural. El budismo es más que una creencia, es la esencia que guía la administración de este país. Una de las manifestaciones más claras de esta influencia es la política de Felicidad Nacional Bruta (FNB), introducida por el cuarto rey butanés, Jigme Singye Wangchuck, en la década de 1970. A diferencia del enfoque global en el Producto Interno Bruto (PIB), la FNB se centra en promover el bienestar espiritual y material de forma equilibrada.
El gobierno de Bután integra principios budistas de compasión, equidad y respeto por todos los seres vivos en su toma de decisiones. Esto se refleja en sus políticas medioambientales y sociales, donde se prioriza la conservación del medio ambiente y el bienestar comunal sobre el crecimiento económico agresivo. Bután destaca por mantener un compromiso firme con la paz y la preservación de su cultura, resistiendo influencias externas que podrían perturbar su equilibrio espiritual y social. Esta filosofía de gobernabilidad convierte a Bután no solo en un caso peculiar de estudio político, sino también en un modelo ético y sustentable a nivel mundial.
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