El turismo en Bután: Sostenibilidad y exclusividad

Curiosidad de Bután: El turismo en Bután: Sostenibilidad y exclusividad

En las elevadas montañas del Himalaya, Bután emerge como una joya de conservación y belleza inigualada, donde el turismo se cuida con la misma minuciosidad que sus sagrados dzongs. Este pequeño reino, conocido por su filosofía de la Felicidad Nacional Bruta, esquiva el turismo masivo a través de una política de sostenibilidad y exclusividad. A diferencia de otros destinos populares, Bután limita el número de visitantes permitiendo solamente a unos pocos privilegiados experimentar sus paisajes prístinos y cultura vibrante cada año. Los viajeros deben pagar una tarifa diaria, que incluye su alojamiento, comida, transporte y un guía, asegurando que su estadía contribuya directamente al bienestar económico y ambiental del país. Este enfoque único no solo preserva el entorno natural de Bután, sino que también celebra y protege su patrimonio cultural, ofreciendo una ventana a una forma de vida que ha permanecido relativamente inalterada por el tiempo moderno.


Turismo en Bután: un ejemplo de sostenibilidad y exclusividad

Bután, conocido por su filosofía de promover la Felicidad Nacional Bruta por encima del crecimiento económico tradicional, ha encontrado en el turismo sustentable una forma de conservar su invaluable patrimonio y al mismo tiempo ofrecer una experiencia única a sus visitantes. Este pequeño reino del Himalaya limita la cantidad de turistas anuales mediante un sistema de "tarifa mínima diaria", que incluye alojamiento, transporte, comida y un guía certificado. Este modelo no solo ayuda a controlar el impacto en el medio ambiente y en sus tradiciones, sino que también asegura que el turismo contribuya significativamente a la economía local.

La exclusividad de Bután como destino turístico radica en su enfoque casi artesanal del turismo. Esta estrategia preserva su cultura autóctona, protegiendo sitios sagrados y promoviendo un turismo consciente y respetuoso. Por ejemplo, durante el famoso Tshechu, un festival religioso anual, los visitantes pueden observar danzas tradicionales y rituales que se han transmitido durante siglos, ofreciendo una ventana a la alma y espíritu de Bután.

Así, Bután no solo protege sus joyas naturales y culturales sino que también comparte su rica herencia de manera que educa y encanta a quienes tienen el privilegio de visitar. Este equilibrio entre apertura y preservación convierte al turismo en Bután en un testimonio viviente de cómo la sostenibilidad puede moldear y enriquecer la experiencia viajera.


				
	
	

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