Los festivales de Ati-Atihan en Aklan

Curiosidad de Filipinas: Los festivales de Ati-Atihan en Aklan

En las vibrantes calles de Aklan, Filipinas, el aire se impregna de un ambiente festivo que despierta los sentidos. Cada enero, la provincia se transforma en un caleidoscopio de colores, música y bailes con motivo del Festival Ati-Atihan. Considerado uno de los festivales más antiguos del país, este evento tiene sus raíces profundamente ancladas en la historia tanto cultural como religiosa de la región. Los participantes, con sus cuerpos pintados de negro simbolizando los aborígenes Ati, se adornan con llamativos disfraces tribales y mascaras coloridas, creando un espectáculo visual impresionante. Los ritmos hipnóticos de tambores y otros instrumentos autóctonos acompañan las procesiones, mientras se invoca el espíritu de comunidad y solidaridad mediante la danza y la música. Esta festividad no solo es un despliegue de alegría y creatividad, sino también un homenaje a la rica herencia cultural de Filipinas y una forma extraordinaria de experimentar la unidad en la diversidad.


Festival de Ati-Atihan: El Espíritu de Aklan en Fiestas

Ati-Atihan, considerado uno de los festivales más antiguos y vibrantes de Filipinas, se celebra cada enero en la provincia de Aklan, ubicada en la isla de Panay. La festividad es famosa por sus desfiles coloridos, música estruendosa y el resonante grito de "¡Hala Bira, Pwera Pasma!". Este evento no solo atrae a turistas de todo el mundo, sino que también es un profundo reflejo de la rica cultura e historia filipina.

El Ati-Atihan conmemora la hospitalidad y la aceptación mostradas por los indígenas Ati a los colonos malayos, que llegaron a Aklan huyendo de adversidades. Es una fiesta que celebra la unidad y la armonía entre las diversas comunidades étnicas. Los participantes se pintan la cara de negro en un acto de imitación y respeto hacia los Ati, los primeros habitantes de las islas, y se adornan con trajes indígenas vibrantes.

Uno de los aspectos más destacados es la música con tambores y otros instrumentos indígenas que crean un ritmo hipnotizante, incentivando a los espectadores a unirse al baile frenético. Este ambiente festivo es un claro ejemplo de la hospitalidad filipina, donde todos, sin importar el origen, son bienvenidos a participar.

A través del Ati-Atihan, se observa una fusión entre lo religioso, representado en las misas y las procesiones en honor al Niño Jesús (Santo Niño), y lo pagano, caracterizado por la danza y la música estridente. Esta dualidad simboliza la manera en que los cristianos filipinos han adoptado y adaptado influencias externas, manteniendo al mismo tiempo elementos nativos, lo que resulta en una cultura única y distintiva.

En resumen, el Festival de Ati-Atihan no solo proporciona una experiencia sensorial explosiva sino que también ilustra la habilidad filipina para la integración de diversas influencias culturales en una expresión armoniosa de identidad y comunidad. Este evento, por lo tanto, no solo es una celebración temporal, sino la reafirmación continua de los valores culturales y sociales que definen a Filipinas.


				
	
	

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