Las políticas de agua y su gestión en el norte

Curiosidad de Marruecos: Las políticas de agua y su gestión en el norte

En el corazón de Marruecos, donde las dunas se encuentran con el cielo, la gestión del agua no es sólo una práctica, sino una forma de arte milenaria. Allí, en el norte, los locales han desarrollado métodos ingeniosos para captar, conservar y distribuir este recurso vital en uno de los entornos más áridos del planeta. Los sistemas de irrigación no son simplemente funcionales, son un mosaico vibrante de ciencia y tradición que revela mucho sobre la sagacidad bereber. Estas técnicas, algunas de las cuales han sido perfeccionadas a lo largo de siglos, no solo abastecen de agua a las comunidades, sino que modelan el paisaje, creando oasis verdes que desafían la aridez del entorno. Este enfoque holístico, donde cada gota de agua se maximiza, resulta esencial no solo para la supervivencia sino para la prosperidad cultural y económica. Profundizar en las políticas de agua y su gestión en esta región no solo es descubrir un aspecto vital de la geografía y el ingenio humano, sino también una ventana a las costumbres y la resiliencia del espíritu marroquí.


Gestión del agua en el norte de Marruecos

La región norte de Marruecos enfrenta desafíos únicos en términos de gestión del agua debido a su variada geografía y clima, que incluye tanto zonas montañosas como costeras. La escasez de agua es un problema serio en áreas como Tánger y Tetuán, donde la demanda a menudo supera la oferta. Para abordar estos problemas, Marruecos ha implementado políticas innovadoras que no solo buscan preservar los recursos hídricos limitados, sino también integrar la gestión del agua en la cultura local de manera sostenible.

Una de las iniciativas clave es el uso de la tecnología de desalinización para convertir el agua del mar en agua potable. Además, la tradicional khettara —un sistema de riego ingenioso que capta y dirige las aguas subterráneas a los cultivos— sigue siendo vital en la agricultura, y su preservación está profundamente arraigada en la cultura local como ejemplo de adaptación y resiliencia.

El compromiso con la sostenibilidad se refleja también en la educación y en las prácticas culturales que promueven el uso eficiente del agua. Por ejemplo, en ciudades como Chefchaouen, conocida por sus edificaciones pintadas de azul brillante, las políticas locales de agua han incentivado a la comunidad a mantener sistemas de captación de agua de lluvia, que son esenciales para conservar el preciado recurso durante los meses más secos.

Esta gestión del recurso hídrico no solo es una necesidad, sino que se ha convertido en una parte integral de la identidad regional, mostrando un ejemplo notable de cómo la cultura y la sostenibilidad pueden entrelazarse en la lucha contra el cambio climático y la escasez de agua.


				
	
	

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